La “foto” del 11 de agosto puede terminar siendo un mal precedente para las elecciones legislativas del 27 de octubre. Y la presidente lo sabe.
¿Hacerlas o no hacerlas? Esa es la cuestión que desvela al gobierno. Las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) se han convertido en un verdadero intríngulis para la presidente Cristina Fernández.
Vale como prueba la siguiente escena ocurrida el lunes por la tarde en la Casa Rosada. Hasta allí llegó el diputado nacional y apoderado del Frente para la Victoria, Jorge Landau. Se dirigió de inmediato al despacho del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, con una duda en la mano: si el gobierno organizará, nomás, las internas del 11 de agosto, o si bajo algún argumento de tipo instrumental se decidiría postergarlas.
Randazzo, pese a sus propias seguridades, trasladó la inquietud del legislador hasta las oficinas de Carlos Zannini. De allí volvió con un mensaje del todopoderoso secretario de Legal y Técnica para que Landau llevara a los miembros del consejo del Partido Justicialista que más tarde se reunirían en el quincho partidario de la calle Matheu, que ese había sido en definitiva el motivo de la consulta: “Las PASO se hacen si o si”, le pidió que transmitiera el titular de la cartera política.
Con todo, aquella incertidumbre, que no es patrimonio exclusivo del hombre que fue con la consulta a la Casa Rosada sino que campea en varios despachos del gabinete, reconoce un elemento nuevo y al que el gobierno no parece encontrarle la vuelta. Y de allí la inquietud. Se dice en confidencias de pasillo que la presidente ha comprometido su palabra detrás de la realización de las internas, pero en su entorno hay un par de objeciones que al menos hasta anoche, y a pesar de aquella enfática reafirmación del ministro del Interior, no habían sido zanjadas.
Por un lado, si como se espera tanto en el gobierno como en los ámbitos judiciales, en los próximos días llueven presentaciones ante los tribunales para pedir la inconstitucionalidad del proyecto de reforma al Consejo de las Magistratura, que el Congreso debería convertir en ley el 8 de mayo, la primera consecuencia quedaría expuesta: el cristinismo no podría presentar la lista de candidatos al organismo que regulará la conducta de los jueces, con la que pensaba influir en la boleta sábana con el resto de las candidaturas para las primarias del 11 de agosto.
El daño para el oficialismo quedaría en ese caso a la vista: Cristina y su entorno creen que con el agregado de los candidatos al consejo en la boleta de aspirantes a diputados y senadores, en un esquema que funcionará como sistema único en todo el país, podrían obtener más votos que los que por ahora arrojan los pronósticos si se coloca a la cabeza de esas candidaturas algún apellido “ilustre”.
Por eso en su momento se pensó, incluso, en que la mismísima Cristina Fernández debería figurar como cabeza de lista. También se menciono al propio Zannini, y en variantes de mínima y con bastante menos “gancho”, a la ministro de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, o a Randazzo, que ya mostró disposición a poner la cara si es que así se lo solicitan desde los aposentos presidenciales.
La siguiente preocupación no zanjada en el gobierno tiene directa relación con lo anterior, pero por la banda contraria. Hay temor a que si se realizan las internas abiertas, a tono con los sondeos de imagen e intención de voto que aterrizan a diario en los despachos de Zannini, esa “foto” del 11 de agosto pueda terminar siendo un mal precedente para las elecciones legislativas del 27 de octubre, en las que como ya se sabe y se ha dicho hasta el cansancio en las carpas del cristinismo, el gobierno se juega a todo o nada la posibilidad de conseguir una victoria capaz de alimentar el sueño de la re-reelección para 2015.
El problema que desvela a la presidente se agiganta por otra razón de peso que tiene su epicentro en el vital distrito bonaerense: si hubiese que cerrar listas ahora mismo, ella carece de un candidato tanto para las PASO, con el agregado de aquella duda sobre si las impugnaciones judiciales invalidarán al menos en esta oportunidad las listas de candidatos al Consejo, ya que todo llegaría a la Corte y difícilmente haya un fallo antes del 11 de agosto, como para la lista de aspirantes al Congreso.
La última encuesta que recibió el gobierno no da para entusiasmarse: Francisco de Narváez mantiene su ventaja de, al menos, diez puntos sobre Alicia Kirchner, si es que la ministra finalmente es la candidata. Variantes de última hora y producto de algún grado de desesperación sostienen que el elegido podría ser Randazzo. O Gabriel Mariotto.
El ministro del Interior dio el martes por iniciado el proceso electoral con el cierre del plazo para el cambio de DNI de los jóvenes de entre 16 y 18 años que podrán votar en las internas abiertas y en las legislativas de octubre. Y en un comunicado ratificó cada una de las fechas del calendario electoral.
Bajo cuerda, las dudas y algunos desvelos persisten en otros despachos del gabinete y en el seno del kirchnerismo, como quedó demostrado en la reunión del Consejo del PJ a la que Landau buscó llevar algo de tranquilidad.
Fuente: La Nueva Provincia (Bahía Blanca)